27 de noviembre de 2013
De Bogotá D.C a Lima, Perú.
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Hoy se cumple un sueño.
A bordo de un avión Airbus, rumbo a Lima, Perú, decidí sacar papel y tinta para expresar una vez más lo que siento. No sé a cuántos kilómetros por hora voy viajando ni a cuántos pies de altura, sólo sé que la sensación es increíble. Junto a la ventanilla del avión observo cómo sobrepasamos las nubes en busca de nuestro destino.
Con algo de frío, pienso en todas las bendiciones y logros de este año. Considero, sin temor a equivocarme, que ésta es la mejor de todas. Me detengo, pienso, sonrío y sigo escribiendo. Muevo mi cabeza al compás de una canción en inglés que escucho. Desde la ventana se divisa el ala de esta gran máquina y un amanecer como ningún otro.
Pienso en mi familia, en todas las recomendaciones que me dieron. Pienso en mi Grupo de Investigación y en la emoción que me produce saber que posiblemente otros chicos como yo puedan disfrutar esta experiencia. Pienso en mis compañeros de viaje, Alberto y Kate, porque quiero que disfruten esta oportunidad al máximo, que rían, que aprendan y que algún día vuelvan a emprender esta gran aventura. Quiero que sean mejores y que sus familias se sientan orgullosos de ellos, quiero poder ser un buen ejemplo para sus vidas y que a su vez ellos sean un ejemplo de vida para otros.
Mientras disfruto mi jugo de naranja, pienso en todo lo bueno que puede ser este viaje a Mar del Plata, Argentina, tan significativo, tan trascendental para nuestras vidas. Confío. Así será.
(Esa es la idea...)