Visión perfecta, para ver más allá de las miradas.
Olfato profundo, para sentir los olores únicos de lugares, poesías, cuerpos y libros.
Oído agudo, para escuchar las voces que inspiran, las voces en el silencio y en el ruido de la ciudad que se mezclan con canciones.
Gusto dispuesto, para degustar los sabores agrios, dulces y simples de la vida.
Tacto sensible a la piel del amado.
(Esa es la idea...)
L.Prz!
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