Hoy reencarno en el libertador y me apropio de su dolor,
del que sintió durante la conspiración que prepararon sus allegados.
Y hoy ustedes son mis allegados!
Tú, soledad que mi paciencia has desbordado
que a pesar de no ser 25, vas preparando tu estocada final.Tú, destino, que no haces más que perseguirme,
que no haces más que sonreir ante la desaforada impotencia que me absorve...
Y tú. Sí, tú... que no haces más que escabullirte y te alzas en armas contra mí,
violando la seguridad de mi trinchera, y haciéndome huir de la realidad.
Trato de vencerte pero no puedo. Y la Manuela Saenz que me acompaña,
no hace más que gritar y rogarme que huya al puente para sanar mi alma enferma.
Salgo por la ventana del miedo y llego aquí, justo aquí
solo para implorar que no se vuelva a repetir,
a pedir que mañana la luna esté a mi favor,
y que esta noche septembrina pueda concluir con mi mano puesta en el sable.
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