te has apropiado de mi espacio, de mi mente.
Has influenciado en mi,
atacando mi buen humor,
haciéndome despojar de mi ropa
y sacándome de casillas.
Logras acabar con mi día,
consigues reunir mis cejas en un solo punto
y me llevas al juicio que realizan
los que están a mi lado.
Me esperas, me agobias,
hasta lograr que explote.
Sonríes en mi cara
y conspiras en mi contra.
No haces más que perseguirme,
espiarme en las mañanas.
Eres inquilina los lunes
y haces estragos en mis martes.
Te impones en los engaños,
en esas mentiras,
que no hacen más que herirme
y dejarme sin aliento.
Te cerraré las puertas,
aseguraré mis ventanas,
para que nunca más vuelvas a visitarme
y a recordarme que el tiempo que se perdió,
perdido está...!
Llegas sin quererlo y con mi permiso.
Solo espero que tú también, algún día,
redactes tu carta de renuncia...
o si quieres lo hago por ti.
L.Prz!
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