que parece intocable, invulnerable e indestructible.
Con mirada fuerte, la razón activa,
los puños cerrados y cabeza en alto.
Con ganas de sentir, de respirar,
de poder gritar tu nombre
y encontrarte en las lágrimas de papel.
Es por eso que no lloro,
aunque sé que está doliendo;
no me preocupo si estarás o no mañana,
no intento siquiera rozar tus manos
para evitar el sufrimiento inminente.
Por eso escribo, porque es aquí donde grito,
donde hablo y donde, sin temor a nada,
las lágrimas pueden ser publicadas.
(Esa es la idea...)
L.Prz!
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