Hace unos días empecé a construir un artículo para narrar lo sucedido en mi primer caso resuelto como estudiante de Derecho ("Del Encuentro con Lucía"), y decidí hablar un poco sobre esto que aquí les dejo.
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En la ardua tarea que nos corresponde como abogados, es preciso escuchar con atención. Escuchar al otro, entender sus lamentos y frustraciones, medir nuestras palabras, trabajar con paciencia de artesano y al final dar la mejor orientación posible.
Si de algo estoy segura y feliz es de haber escogido esta carrera, que me ha dado tantas satisfacciones y me ha permitido compartir con las mentes más brillantes que cualquiera ha podido conocer. Y a la vez, me ha brindado la posibilidad de encontrar la paz, la fortuna y el triunfo en la mirada de una persona que obtiene la solución a través de la buena gestión y de los conocimientos correctamente aplicados.
Sin duda alguna, la bella labor que desempeñamos en la sociedad es útil y trascendental en la vida de los demás. Tal vez no podamos solucionarlo todo, ni cambiar el mundo a nuestro antojo, ni fortalecer los espíritus débiles para transformarlos en seres omnipotentes. Pero lo que sí me atrevo a afirmar es que esa fascinación que se refleja en nuestros ojos "al hacerlo bien", es más que un alivio y un pago de la vida... Es una sensación inolvidable (...)
(Esa es la idea...)
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