Hay personas que se vuelven huecos llenos de ausencias.
Tú, por ejemplo.
Me dejaste un hueco enorme en el alma y lo llenaste de distancias y silencios.
Poco a poco, hasta que el vacío quedó lleno de más vacío
y el alma, en absoluta soledad, acompañada de recuerdos reciclados.
Hay sonrisas que se vuelven hielo.
La tuya, por ejemplo.
Se quedó congelada en las fotos que aún conservo
y con el tiempo se derrite, escapando de mi memoria, de mis ojos.
Hay palabras que se vuelven viento, perfume, cenizas.
Las tuyas, por ejemplo.
Rozan mi mente, me llenan de suspiros y me queman el pecho.
Son tormenta y calma, luz y fuego,
un sello eterno que llevo conmigo hasta siempre.
Hay caricias que se vuelven polvo, que se esfuman con el tiempo.
Las tuyas, por ejemplo.
Las que me esfuerzo por sentir y que mi piel no siente por sí misma,
y que mi piel ahora inventa.
Dejan pequeños rastros que solo se logran sentir en la memoria,
en sus profundidades.
Hay silencios que concluyen ciclos
y abren paso a uno nuevo.
Los tuyos, por ejemplo.
(Esa es la idea...)
jueves, 14 de marzo de 2019
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