sábado, 8 de octubre de 2011

Ni tuya, Ni mío...

No eres mío, 
eres dueño de esta distancia que nos consume a diario,
pero que jamás podrá apagar la sed de nuestros labios
y el deseo que tienen de cruzarse por primera vez.

No eres mío, 
sigues siendo dueño de esta distancia que te observa, 
que te canta apasionadamente mientras duermes,
de esa que te mira y sonríe, 
de esa distancia que, aunque te tiene cerca, 
comprende que jamás estarás en sus brazos (ni en los míos).

No soy tuya, 
soy dueña de este miedo que me consume a diario,
que me encadena en la prisión de la inseguridad,
que me lleva lejos, que me acerca a la distancia,
pero que jamás podrá debilitar el anhelo que tienen nuestros 
ojos de hundirse en una mirada de ternura.


No soy tuya, 
sigo siendo dueña de este miedo 
que me observa mientras camino,
mientras corro tratando de alcanzarte, 
mientras te busco entre las líneas de cada verso,
pero que no podrá convencerme 
de que te olvide, de que me aleje,
porque aunque no somos de ninguno, 
tu nombre sigue escrito en mi historia. 

(Esa es la idea...)

L.Prz!

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