Ayer pasé por la casa verde, la que tiene los tres árboles de almendro en la puerta. Afuera había una carreta llena de polvo y una pila de arena del lado derecho. En la casa había una mujer y una pareja de esposos ancianos atendiendo una ferretería, que es el negocio de la familia. Del lado izquierdo de la casa, había una niña pequeña que jugaba a los piratas en una montaña de piedras blancas. Usaba pantalones cortos de color azul, que dejaban ver sus sucias rodillas. La niña sudaba, tenía mucho calor. Su camiseta amarilla estaba mojada y teñida con el polvillo de las piedras. Ella se veía tranquila, feliz y llena de vida. Con su cabello corto y castaño, de piel tan blanca como el algodón, nariz chata y algunas pecas en el rostro. La saludé, me sonrió muy tímida y siguió jugando como si yo no estuviera ahí.
Hoy volví a pasar por la casa verde. La pequeña ya no jugaba afuera. La pequeña ya no estaba. La esperé, nunca volvió a salir. Pregunté por ella y me dijeron: "la pequeña ya tiene veintiún años y ahora vive muy lejos".
(Esa es la idea...)
Eres
ResponderEliminarAsí es, soy.
ResponderEliminarBesos.