lunes, 24 de octubre de 2011

Leyendo tu rastro

Cada huella que dejaste decidí guardarla, archivarla para mí, para que en uno de esos días en los que quisiera observarte, pudiera verte en el reflejo de las letras verdes con muchos puntos suspensivos y signos de admiración.

Es que definitivamente aunque ya no puedo encontrarte en las fotografías porque tu imagen se ha borrado, ni en la puerta tocando el timbre porque ya no me visitas, puedo leer tu rastro en esos mensajes que alguna vez mandaste por correo.

Solo queda leer tu rastro, las huellas. Ahora solo puedo leer tu olor, lo que piensas, lo que sientes, lo que algún día quisiste que hiciera por ti. Ahora solo queda dirigirme al buzón todos los días, con la esperanza de que escribirás no más de dos líneas. Ahora solo queda vivir de lo que logras escribir sin mucho esfuerzo, si es que escribes y si es que puedo leerte. Ahora solo queda leer los pedazos que quedaron de ti.

(Esa es la idea...)

L.Prz!

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