Eres la neblina con la que despierto en las mañanas.
El color magenta de mis atardeceres.
Eres el centro de mis decisiones importantes y hasta de mis comentarios más absurdos.
Eres lo que nunca había tenido y lo que siempre había pensado.
Eres la tinta que moja mi papel, haciendo de él un elemento valioso aunque pasajero.
Eres el viento que alimenta mi espíritu y que me ayuda a respirar en mis angustias.
Eres el tiempo preciso, las letras que me gustan escribir y los textos que me gustan leer.
Eres el escrito que me refresca, la palabra que me alienta, el abrazo que me sana, el momento de libertad y la imagen que me hace reir.
Eres la presencia que me hace descansar y el regazo en el que puedo dormir.
Eres el silencio en el que reflexiono, el sillón cerca a mi ventana y la almohada que seca mis lágrimas.
Eres de esos días felices que duran una hora.
Eres la parte de mi todo y el todo en mi nada.
(Esa es la idea...)
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