Para una gran amiga, fuerte y valiente. Toda mi admiración y respeto para ti. Abrazos mil.
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Ella lloró su muerte.
Aún lo recuerda con lágrimas en sus ojos.
Lo amó profundamente, sin reservas, sin condiciones,
sin ninguna clase de prejuicios.
Ella estuvo hasta el último momento,
con la esperanza de que todo saldría bien,
donándole sus fuerzas para vivir,
llenándolo de motivos para respirar.
Pero no fue suficiente, no le alcanzó.
Él se marchó y ella no pudo correr esta vez a su encuentro.
Ella, impotente, lo vio partir de su lado;
y por esas cosas de la vida que nadie se explica,
aquella felicidad que parecía eterna,
no duró el tiempo necesario.
Aquel día hasta el cielo lloró su ausencia,
y ella, a pesar de querer, no pudo llegar a tiempo para regalarle una flor.
Ella regresó a casa con el alma deshecha, sola y angustiada,
porque ahora, justo ahora, esperaba un hijo suyo.
Ella, fuerte hasta el final, con la valentía en todo su esplendor,
gladiadora en la arena de la vida,
sigue con los ojos abiertos,
incansable, constante, feliz,
amante de lo suyo,
y con el profundo anhelo en su corazón
de volverlo a ver y sonreir.
(Esa es la idea...)
L.Prz!
jueves, 27 de septiembre de 2012
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