sábado, 13 de octubre de 2012

Carta a la Amada Inmortal (Fragmento)

Por Ludwig Van Beethoven
***************

Mi ángel, mi todo,
mi yo mismo.
Solo unas pocas palabras hoy, 
y en efecto con lápiz,
con el tuyo (...)

Nosotros probablemente nos veremos pronto.
Hoy todavía no puedo 
transmitirte los pensamientos
que tuve durante estos
pocos días acerca de mi vida.
Si estuvieran nuestros corazones siempre juntos 
y unidos, yo por supuesto, no tendría nada qué decir.
Mi corazón está lleno de tanto
para decirte. (...)

Donde sea que estoy
tú estás conmigo (...)

Yo lloro cuando pienso 
que probablemente no recibas las primeras noticias de mí
hasta el sábado.
Por mucho que tú me ames,
yo te amo hasta más profundamente,
pero nunca te escondas de mí (...)

¡Tan cerca! ¡Tan lejos!
No es nuestro amor un verdadero 
edificio celestial,
pero también firme
como el firmamento.

Mientras estoy aún en la cama mis pensamientos
se lanzan así mismos hacia ti,
mi eternamente amada,
de a ratos alegres 
entonces otra vez tristes.
Esperando al destino,
si éste nos otorgara una resolución favorable.
Yo puedo sólo vivir ya sea totalmente contigo
o no viviré. (...)

Tú debes dominarte más 
al conocer mi fidelidad a ti,
nunca puede otra poseer mi corazón,
nunca, nuca.
¡Oh, Dios! ¿Por qué tener que separarse uno mismo
de lo que ama tanto? (...)

Sé paciente, ámame,
hoy, ayer.
Qué doloroso anhelo de ti,
de ti, de ti (...)

Tú, mi amor, mi todo.
Adiós.
¡Oh! Continúa amándome.
Nunca juzgues mal el más fiel corazón
de tu amado.

Siempre tuyo,
Siempre mía, 
Siempre nuestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pliegues

Cierro los ojos y veo tus pliegues: Los de la comisura de tu boca, los que unen tu brazo con tu antebrazo. Los de tu vientre, los que unen t...